La búsqueda de la belleza y el orden (Parte II).

Segunda parte.

Una vez comprendidos los procesos por los cuales las neuroimágenes generan sinapsis, la pregunta queda al aire, ¿cómo se relacionan dichos procesos con el quehacer arquitectónico?

Converge en la búsqueda de estética para el placer humano, con teorías como los fractales, o composición áurea; donde, el ojo humano al ver dichas imágenes en los diseños, que asemejan ese tipo de composiciones naturales, generan sinapsis cerebrales que les atraen paz y serenidad, logrando cambios en sus emociones, y por ende en su comportamiento cotidiano.

El ser humano tiene la necesidad de basar sus relaciones humanas en poder, comunicación, y en la generación de los mecanismos que aporten a estos, logrando diversas tecnologías que ayuden a el desarrollo de dichas áreas.

La juventud, inmortalidad y salud nos refleja lo bello; tomando en cuenta las tendencias del hombre, y su preferencia ante las imágenes naturales, que aporten simetría, proporción, equilibrio, escala, jerárquica, y/o distinción, tal cual sucede en la vida natural; basamos la búsqueda del poder en imágenes bellas.

Y en cuanto a la preferencia al orden; se relaciona al menor estrés generado a estos entornos, logra un bienestar emocional, produciendo claridad mental, tranquilidad en tu espacio, concentración, serenidad y estas sensaciones juntas son idóneas para un ambiente más creativo; dejando claro que los espacios son capaces de afectar tus pensamientos, comportamientos, y potencializar o limitar tus códigos mentales.

Componentes naturales en los diseños proporcionan serenidad y tranquilidad, reduciendo los niveles de estrés, el mayor número de elementos naturales en los diseños es equivalente a la disminución de entornos estresantes. Podemos ayudarnos con aperturas al exterior y generar un desfogue a paisajes naturales; y si esto no es posible, se genera sinapsis parecidas con cuadros con dibujos de paisajes o diseños que asemejan a lo natural.

La forma en la que abordamos las dimensiones y escalas en los espacios puede aportar ciertas sensaciones, que se eligen respecto a el fin que queremos desarrollar en el sitio; un techo a una gran altura nos dejará amplitud de pensamiento y mente, logrando una mayor creatividad; mientras que techos a menor altura asemeja a la protección, dejando espacio a la concentración.

Así como las dimensiones espaciales tienen afecciones en la mente, las tonalidades ayudan a generar ambientes creativos(tonalidades cálidas) o ambientes de concentración (tonalidades frías).

En relación a las formas que utilizamos en los diseños, para atraer la tranquilidad y paz, como se ha mencionado ya, la mejor opción es la semejanza a lo natural con formas orgánicas. Las formas más anguladas las percibimos como agresivas, activando el área amígdala del cerebro, que comó hemos visto, es la encargada de procesar miedos, y conductas o respuestas agresivas, nos deja en estado de alerta; al contrario de las formas curvas y redondeadas.

Nuestros cerebros son una simple respuesta de nuestro entorno. Un espacio desordenado genera obstáculos mentales, agobios y confusiones por los diversos procesos extras que le demandas al cerebro, neuroimágenes que sean tardadas en interpretar dejan mayor labor cerebral, y no permiten la concentración a un solo tema. Por otro lado, un lugar ordenado permite limitar tu mente a un solo punto de pensamiento, generando tranquilidad por la libertad de pensamiento, ayudando a tu cerebro a segregar serotonina y oxitocina, hormonas relacionadas con la felicidad.

Podemos concluir que nuestra búsqueda de lo bello y el orden, está directamente relacionada con nuestro placer, felicidad y bienestar emocional. La belleza, el orden y como ambos se relacionan con lo natural por nuestras ascendencia, nos afectan de manera cognitiva y emocional; a tal grado que son capaces de modificar nuestros comportamientos. Nuestro apego a la belleza y el orden es simplemente evolutivo por el bienestar integral del ser, en cuerpo, mente y pensamiento.