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La búsqueda de la belleza y el orden (Parte I).

  • arqneumen
  • 20 may 2020
  • 3 Min. de lectura

Primera parte.


Como seres humanos tendemos a buscar la belleza, pero en sentido estricto, ¿qué es la belleza? Simple, es la cualidad de “algo” que nos provoque algún placer sensorial.

En la percepción humana, ir en contra de lo que generé estrés, es fundamental para la crianza de una buena salud mental. Por ende tenemos más fijación ante la belleza y el orden, imágenes que nos representan bienestar. Lo bello y el orden suelen asemejarse a lo natural, por nuestro proceder, estamos evolutivamente diseñados para captar e interpretar imágenes obtenidas de la naturaleza, porque venimos de habitar en dichos sitios. Ergo, vivir en, o visualizar imágenes análogas a lo natural nos atraen placeres sensoriales, y bienestar emocional de ipso facto.

Al trabajar con neuroimágenes de naturaleza o similar a esta, se activan áreas cerebrales como el cingulado, y la ínsula. La ínsula, forma parte del sistema paralímbico, encargado de integrar todas las representaciones abstractas del entorno, con los estados emocionales. Es un centro de conexión entre el sistema límbico y la neocortex.


Esta participa en los siguientes procesos:


  1. Percepción del gusto y olfato.

  2. Control visceral (variaciones de presión arterial y frecuencia cardiaca), y gestiona sensaciones provenientes del sistema digestivo y respiratorio.

  3. Función vestibular, referente a el equilibrio, a la conciencia espacial del cuerpo y cada una de sus partes.

  4. Asocia la percepción con la emoción, gracias a ello aprendemos de nuestras experiencias (agradables o desagradables), generando comportamientos consecuentes, a través de lo percibido.

  5. Se relaciona con el sistema recompensa cerebral, contribuyendo a mantener conductas adictivas. Integra la emoción con acciones cognitivas.

  6. Genera reconocimiento emocional, y empatía.

La experiencia subjetiva emocional emerge desde la interpretación de los estados corporales, ejercitados por sucesos emocionales. Dicha parte del cerebro, procesa información convergida de los globos oculares, generando una respuesta en el hemisferio izquierdo cerebral, para producir un contexto emocional relevante a las diversas experiencias sensoriales. Se divide en dos sitios, la ínsula anterior y posterior.


En cuanto a la ínsula anterior, se relaciona con el sistema límbico (respuestas físicas y emocionales), y con el sistema nervioso autónomo, el cual está encargado de generar funciones involuntarias, inconsciente o autómatas. La ínsula anterior se divide en dos sistemas, el simpático, encargado de activar los órganos, y el parasimpático, que provoca relajación en los órganos. Ambos sistemas influyen en todos los órganos, menos en el sistema digestivo.

En la ínsula posterior, se produce la función somática motora, transmitiendo la información motora y sensorial (receptivo por tacto, visión, audición) el sistema nervioso central de ida y vuelta. Forma parte del sistema nervioso periférico, el cual conecta a los órganos y elementos del cuerpo con el sistema nervioso central; el cual está encargado de integrar toda la información y procesos del organismo.


El cíngulo, genera conexiones de aspectos voluntarios, motores cognitivos, emocionales y mnésicos (relacionados a la memoria). Modula y procesa ciertos matices sutiles de las emociones; como modulación de voz, vocalización emocional, dicho el cual puede provocar apegos. Esta parte se encuentra alrededor del “cuerpo calloso”, que son las fibras que comunican los hemisferios cerebrales para la integración del pensamiento.


Entre las diversas funciones del cíngulo se encuentran:


  1. Genera inicios espontáneos de acción, y movimientos para tareas difíciles.

  2. Se activa al ejecutar control, atención dividida, resolución de conflictos, detección de errores, y proporciona respuestas.

  3. Tareas guiadas por la motivación, seleccionando conductas apropiadas.

  4. Relaciona la motivación, con la corteza prefrontal (la encargada en toma de decisiones) realizando acciones voluntarias.

En el desarrollo de procesos de conflictos, el cíngulo regula la información de otras redes sensoriales y emocionales, en tareas que requieren mucho esfuerzo o son nuevas. Monitorizando el conflicto, pone acción ajustando estrategias, y planificando probables respuestas, reduciendo el conflicto; al evaluar los resultados, si estos no son idóneos, aprende del error y formula otra respuesta.


En el control de las emociones, el estado emocional humano se compone por sensaciones físicas, y concretas; las cuales tienen estructuras atómicas diferentes. Los sentimientos concretos están regulados por la corteza cingulada; y los estados emocionales, involucran las estructuras subcorticales (hipocampo, cerebelo, ganglios basales, y amígdala, partes del sistema límbico).


Dichas partes de la estructura subcortical, tienen diversas funciones:


  1. Hipocampo: Se relaciona con la memoria a largo plazo y la navegación espacial.

  2. Cerebelo: Envía información de los movimientos corporales, y junto con los ganglios basales, genera funcionamiento sensorial motor. Desarrolla aprendizaje motor, y control de movimientos adquiridos, crea patrones neutrales que se convierten en movimientos mecánicos. Y corrige errores mediante la retroalimentación.

  3. Ganglios basales: Controla movimientos voluntarios, que se llevan a cabo de manera inconsciente.

  4. Amígdala: Modula las emociones básicas, como instintos de supervivencia primarios. Regula los miedos y conductas agresivas, establece memoria emocional y otorga respuestas al placer.


 
 
 

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